miércoles, 20 de octubre de 2010

Los niños, esos pequeños tertulianos

Pienso que los niños sueltan por la boca aquello que muchos adultos piensan y no se atreven a decir. Pero lo que salió ayer de la boca de uno de mis niños, espero que no sea pensamiento popular porque debo decir que sería una patada a mi ego.
Tengo en clase al típico niño graciosito, necesitado de ser el centro de atención a todas las horas del día. Uno de esos que de tan gracioso que es, termina cansando. Ayer, haciendo la fila para entrar del recreo se puso delante de mí, me miró y con sus manitas recogió todo lo que viene a ser mi tripa, barriga, bartola o como se quiera llamar. Mirándome a los ojos y muy serio él me dijo: Seño, tú tienes un bebé en la barriga???. Creo que me quedé muerta allí mismo. Le respondí que no, pero que me lo iba a comer a él y así ya tendría uno. A ver, tengo mi mínima tripita, no ando escasa de carne y en invierno no voy a pasar frío. Pero de ahí a pensar que tengo un alien ahí dentro, hay un paso grande, enorme. Me pregunto qué hubiera pasado si esa pregunta me la llega a hacer un adulto.
Pues este angelito es el mismo que se ha pasado hoy toda la mañana, absolutamente toda, llorando porque no quería ir al comedor. No ha trabajado, no ha almorzado, no ha jugado, sólo ha emitido un ruidito constante a lo largo de toda la jornada matinal. Para el que tenga hijos, leer esto será recordar desagradables mañanas y las ganas que te dan de vender al niño en las rebajas. Cuando los 23 restantes tienen en la mano el punzón y en la otra la última ficha del cuadernillo, la cosa se vuelve alarmante. Espero que la tarde sea un poco más relajada, porque con la semita que llevo, esto ya me está matando.

domingo, 17 de octubre de 2010

Semana horribilis eternibus

Nunca he sido de latín, pero creo que la cosa se entiende fácilmente. Tengo por delante una semana laaaaarga. Tan larga que me estoy planteando quedarme a comer en el colegio, para poder aprovechar ese rato para estudiar, en lugar de pasar el tiempo de aquí para allá metida en un autobús. Arrancamos mañana con una reunión media hora antes de empezar las clases, para organizar la campaña del DOMUND. Me recuerda mis tiempos mozos cuando íbamos a casa con el sobrecito para darle dinero a los "niños pobres". Qué cándidos éramos. Ahora no sé bien dónde acaba ese dinero. Quiero pensar que algo les llega, que de algo sirve concienciarnos de que no estamos solos en el mundo y que no todos tienen la wii al lado del router y el tdt.
El resto del día vendrá salpicado de la preparación de la visita a la capilla, a la ludoteca, de dos tutorías con padres,... Y así será toda la semana. Además tendré las clases de la academia, buscar un hueco para ir al banco, organizar todas mis cosas de psicopedagogía y, si hay tiempo, lavarme y dormir, que creo que no me va a venir mal dormir de vez en cuando. Como resultado tenemos una jornada laboral que empieza a las nueve de la mañana y termina a las cinco, que por arte de magia se transforma en una jornada que termina a las siete dentro de las cuatro paredes del cole y mucho más tarde en casa.
Ojo, no me quejo, afortunada me siento de tener un trabajo, haciendo lo que más me gusta, pero todavía no ha empezado la semana y ya siento que estoy cansada. Y no es problema de todo lo que tengo que hacer, que a fin de cuentas es lo que yo he elegido y como yo lo he elegido. Es mi maldito problema de indecisión y falta de voluntad y empuje. Ese problema que me hace quedarme sentada viendo como me vienen las obligaciones y no saco las ganas para llevarlas adelante. El mismo problema que, cuando mi cabeza dice que tengo que perder algo de peso, que tengo que relacionarme más con la gente, que tengo que limpiar y ordenar mi casa, sale de dentro y me dice: "venga, el lunes empezamos, vale, el día 1, puf, es que hoy estoy tristona, ya lo haré mañana". Siempre he querido encontrar la fórmula mágica que active mi voluntad, pero todavía no la he encontrado. Quiero que esta semana empiece con buen pie, y quiero poder decir el domingo que viene que lo he conseguido y he hecho todo lo que me había propuesto. Si no, siempre me quedará el chocolate. Besitos.

viernes, 15 de octubre de 2010

¿Por qué sabemos que son pobres?

La lógica infantil casi siempre es aplastante, contundente e irrebatible.Entre las miles de cosas que teníamos hoy preparadas para hacer en clase, teníamos una ficha con un laberinto. En un lado, la mascota de la clase, en el otro, tres tipos de colegios diferentes. El asunto consistía en saber diferencias los tipos de colegios, ver el que más se parecía al nuestro y trazar el caminito por el que la mascota llegaría al cole. Cuando pregunté qué podíamos ver en las fotos ya oía murmullos que decían: "Son pobres, son pobres". Pero para no adelantarme, fuimos hablando de las fotos una por una. La primera era una clase como las nuestras, con sus sillas, sus mesas y sus colorines. La segunda escuela era india. Estaban sentados en el suelo, descalzos y pintaban con tiza en el suelo. Como es normal la cosa ya no les cuadra del todo.
Al llegar a la tercera foto, volví a preguntar:¿ Qué cosas podemos encontrar en esta escuela?. Y la respuesta fue:  "Que son pobres seño"
- ¿Y por qué sabemos que son pobres?
-C: Porque no tienen sillas, ni mesas, si cosas en las paredes,....
- R: (la voz se alza por encima de las demás diciendo...) !Pues porque son negros señorita!
El resto de la clase da por buena y definitva la explicación de la pobreza con un: Ahhhhh, claaaaaro. Ante semejante afirmación, intenta dar una respuesta de que no todos los negritos son pobres ni todos los pobres son negritos, que les deje satisfechos por supuesto. Porque con niños de 4 años no vale el porque lo digo yo y punto. Pero mucho me temo que todo lo que les he explicado se va a quedar en nada la semana que viene cuando llegue la campaña del Domund, porque ya me estoy imaginando los carteles que veremos y las frases lapidarias de algunos padres: " vamos a dar dinero para los niños negritos de África". Si es que de estereotipos está el mundo lleno.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Qué bien sienta

Qué bien sienta tener unos días de vacaciones. Al lunes y martes del puente del Pilar, en Zaragoza los colegios añaden el miércoles. No está mal, porque los niños terminan agotados del día de la ofrenda, marionetas, cabezudos y fiestas varias. Y a nosotros no nos viene nada mal tener un día de regalo. El mío está siendo productivo. Día de sacada de ropa otoño-invierno. Este año no lo he pospuesto demasiado, que recuerdo la pereza que me daba el año pasado y si me descuido la saco en primavera. Ahora toca orgía de lavadoras, que huele todo a armario cerrado. Observo con gran disgusto que la ropa "ha encogido".Vamos, que no me entra el culo como debería entrarme en algunas prendas y mi barriga tiene serios problemas de espacio en otras. Me parece que va siendo hora de empezar la operación reducción de protuberancias. Siempre estoy empezando cosas que nunca termino: operación verano, operación aversimecuidounpocomás, operación voyacomerahorasnormales, operación voyallevarlosestudiosaldía,... Demasiadas cosas empezadas y pocas terminadas. Si es que no se puede ser tan inconstante.A ver si esta consigo terminarla y mis curvas vuelven a ser lo que eran.

martes, 12 de octubre de 2010

La vida que yo veo

Mi vida. Para qué me voy a preocupar en mirar la vida de los demás cuando la mía me gusta. No es que sea egoísta, es que no soy cotilla. Puedo decir que mi vida me gusta. Soy muy quejica, eso no puedo negarlo. De cualquier cosa me quejo, pero creo que es más por vicio que por necesidad. Todo se puede mejorar y hay sueños que día a día sigo persiguiendo. Pero poco a poco todo va saliendo, todo va llegando.
De momento, lo que ha llegado a mi vida, lo hace para quedarse, espero. El camino me ha traído cosas buenas o cosas no tan buenas, pero de todas he aprendido. Y espero seguir aprendiendo.